domingo, 19 de julio de 2009

Reflexiones sobre el amor


"Los griegos tenían distintas palabras para designar los distintos tipos de amor: eros, agape, philia... Nosotros utilizamos la misma palabra para decir que amamos a una mujer como amamos una buena cerveza."
Esta frase es de un personaje en la película Evelyn (dirigida por Bruce Beresford y protagonizada por Pierce Brosnan).

Un sabio profesor nos dijo un día en una de sus cátedras en la universidad: "Si están enamorados no se casen". Todos quedamos atónitos frente a esa afirmación. Luego agregó: "¿Puede uno enamorarse de otra estando casado? Pues, sí. Puede perfectamente, sin necesidad de dejar de amar a su esposa". Algo que a primeras nos pareció una locura. Según el culto popular, bien sabido es que si te enamoras de otra persona, es que ya no amas a tu cónyuge. ERROR.
El enamoramiento no es lo mismo que el amar. El enamoramiento es frágil, se basa en la atracción física, la pasión y el deseo; el amor, en cambio, es duradero, se basa en la amistad, la comunicación, el respeto, la admiración mutua. No por esto significa que el enamoramiento sea malo, todo lo contrario: este es el impulso para el primer acercamiento, permite una conexión básica entre el hombre y la mujer, estimula el cultivo del amor. Pero estas características no siempre permanecen eternamente. La relación es duradera solo si esta se ha cimentado sobre las bases del amor y no del enamoramiento. Entonces la pasión pasa a ser un condimento que la enriquece, no su motor.
Para diferenciar más claramente estos dos términos, en filosofía se designa al enamoramiento el concepto griego eros (Ἔρως). Este obedece principalmente a los estímulos del cuerpo y se da con mayor fuerza durante la juventud. En términos más banales, podría compararse al celo en los animales. Por otro lado, para el amor es designado el concepto agape (αγάπη), el amor desinteresado, reflexivo, en su forma más sublime, el desprendimiento del yo para crear un nosotros sin egoísmo, respetando los espacios del otro de forma sana. Este es el que permite que una relación perdure, el que permite constituir un matrimonio estable.
Cuando pasa el enamoramiento, se descubre si los sentimientos de agape que se fueron cultivando son lo suficientemente firmes para sustentar la relación. Es como el niño que aprende a andar en bicicleta sin rueditas de apoyo.
La pasión puede ir y venir; el amor permanece. Basado en la pasión puedes terminar, dejar y volver o no; basado en el amor no hay abandonos.
Si se reduce a términos gramaticales también se presenta claramente la distinción: "Estoy enamorado" es una frase que engloba al yo y la misma acción recae sobre él mismo; "Te amo" es una frase en donde se aprecia un desprendimiento del yo, la acción recae finalmente en el otro.

lunes, 13 de julio de 2009

El Vino del Estío


El Vino del Estío (Dandelion Wine) fue escrito por Ray Bradbury en 1957. Narra las vivencias y descubrimientos del verano de 1928 en Green Town, Ilinois, a través de los inocentes ojos de Douglas Spaulding, un chico de tan solo doce años que, junto a su hermano Tom, de diez, comienza a comprender el mecanismo de la existencia, como quien llena de sensaciones desconocidas un lienzo en blanco. Conoce el significado de la vida y la muerte, la amistad, las pérdidas, la brujería y la magia, los viajes y las aventuras, eventos reales pero a la vez llenos de fantasía y sueños.
En la historia pareciera ser que Douglas comparte protagonismo con cada uno de los habitantes del pueblo, ya que cada capítulo descubre la historia, los anhelos y las penas de las personas que comparten su cotidianeidad, quienes van aprendiendo también conceptos que a veces de adultos se dan por entendidos, pero que muchas veces hay que refrescar.

La narrativa es tremendamente deliciosa. Ray Bradbury tiene el don de la poesía en su prosa, muchas veces se centra en un espacio, un objeto, una emoción y lo describe de una forma que deleita la imaginación. En esta obra puede apreciarse con mayor intensidad, ya que deja de lado completamente la etiqueta de ciencia ficción. Él mismo se considera un autor del género realismo mágico.
Lo curioso que ocurre con El vino del estío es que a primera vista pareciera ser autobiográfico; sin embargo, constituye casi un collage de diversas experiencias, no solo propias, sino de otros, además de una alta cuota de imaginación. Sí se identifica muchas veces con el personaje principal, tomando en cuenta que el propio nombre tiene relación directa con él: Douglas es su segundo nombre y Spaulding, el apellido de su padre.

A mí parecer, uno de los libros más sutiles y hermosos de este gran autor estadounidense. Recomendado para quienes no han tenido el placer de deleitarse con sus obras y para quienes solo llegaron a disfrutar de Crónicas Marcianas y Farenheit 451, novelas que por lo demás, estigmatizaron a este romántico de alma como "representativo" de la ciencia ficción.

domingo, 12 de julio de 2009

La infancia del sabio


"Un día, un niño se paró ante un pensador y le preguntó:
-¿De qué tamaño es el universo?
Mientras le acariciaba la cabeza, el hombre miró hacia el infinito y le respondió:
-El universo tiene el tamaño de tu mundo.
Perturbado, el niño indagó otra vez:
-¿Y de qué tamaño es mi mundo?
Y el pensador le respondió:
-Tiene el tamaño de tus sueños.

Si tus sueños son pequeños, tu visión será pequeña, tu metas serán limitadas, tus blancos serán diminutos, tu camino será estrecho, tu capacidad de soportar las tormentas será endeble.
Shakespeare dijo que "cuando se divisan nubes, los sabios visten sus mantos". ¡Sí! La vida tiene inevitables tempestades. Cuando sobrevienen, los sabios preparan sus mantos invisibles: protegen su emoción usando su inteligencia como paredes y sus sueños como techo.
Los sueños infunden sentido a la existencia. Si tus sueños son frágiles, tu comida no tendrá sabor, tus primaveras no tendrán flores, tus mañanas no tendrán rocío, tu emoción no tendrá romances.
La presencia de los sueños convierte a los desvalidos en reyes, y la ausencia de los sueños transforma a los millonarios en mendigos. La presencia de los sueños hace jóvenes a los viejos, y la ausencia de los sueños hace viejos a los jóvenes.
La juventud mundial está perdiendo la capacidad de soñar. Los jóvenes tienen muchos deseos, pero pocos sueños. Los deseos no resisten las dificultades de la vida, los sueños son proyectos de vida, sobreviven al caos."

Extracto del prefacio del libro de Augusto Cury, Nunca renuncies a tus sueños, un libro que a través de la revisión del perfil psicológico de importantes personajes de la historia universal revela la forma en la que llevaron a cabo sus proyectos y realizaron sus sueños, demostrando que nada es imposible si uno se lo propone real y noblemente.