sábado, 2 de mayo de 2009

Hermann Hesse, a grandes razgos


La obra de Hermann Hesse está impregnada de escenas y reflexiones autorreferenciales. La mayoría de sus novelas tratan de una pareja basada en el protagonista atormentado por interrogantes y dudas existenciales, que busca equilibrar su yo en el mundo mientras que intenta descubrir su propia identidad, mientras que el otro suele ser el guía enigmático y casi antagónico del primero. Las situaciones narradas en las historias responden a este crecimiento interior del personaje principal. Es el caso en sus obras más conocidas: Bajo las Ruedas (1906), Narciso y Goldmundo (1930) y, por supuesto, sus obras más conocidas en este punto del mundo: Demian (1919) y El Lobo Estepario (1927).
Si se toma el optimismo y claridad de sus primeras publicaciones (como por ejemplo la belleza y simplicidad de Peter Camenzind, de 1904), puede verse cómo su fuerza y alegría se fue deteriorando para el final de su carrera, afectadas por la guerra, sus separaciones, su depresión y frustraciones. En cada una de sus novelas puede verse que el ejercicio de los protagonistas es cada vez mayor y más agotador, los personajes se vuelven más complejos y hay más ingerencia del factor onírico.
Hesse pone especial énfasis en la descripción de las emociones y sentimientos y de los paisajes y escenas mentales por sobre los físicos. Los escenarios naturales son los predilectos a lo largo de casi toda su obra, por ser sitios apartados y que invitan a la meditación y al encuentro con el yo ahogado por las tribulaciones de la existencia.
Su obra literaria se destaca en particular por no mimetizarse con los movimientos vanguardistas de su época, más bien rescata las raíces clásicas de la novela alemana (Goethe estaba entre sus favoritos y, de hecho, aparece en alguno de sus libros) sin dejar de lado el sello propio que lo hizo famoso. Fue uno de los precursores de lo que sería la novela autorreferencial y pese a pertenecer a la generación de la primera mitad del siglo XX, sigue estando vigente, sobretodo entre la juventud de nuestros días.


"El auténtico escritor no se dedica a modular cosas bonitas para los lectores, sino únicamente debe aclararse a sí mismo e interpretar mediante la magia de la palabra su propio ser y sus vivencias, resulte bonito o feo, bueno o malo"
Hermann Hesse

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estimada señorita:
Puesto que a ambos nos mueve el amor a la cultura, (he visto en su perfil que unas de sus aficiones es la literatura) deseo invitarle a leer el último artículo: “María Jesús Almendro Sánchez; una escritora en ciernes”, que he colgado en mi blog. En el comento de forma breve y concisa lo difícil que es para un escritor novel abrirse camino en el mundo de la cultura nacional española.
¿Qué implica escribir?
¿Existen precios inaceptables, peajes infames a la hora de acceder el escritor, aún desconocido al escenario del reconocimiento y rechazo públicos?
Espero que mis letras sean de su agrado.
Un fuerte abrazo desde tierras canarias.