viernes, 2 de noviembre de 2007

Halloween o Samhain

Halloween, la celebración más rentable después de la Navidad en Estados Unidos según una encuesta del Discovery Channel (o era NatGeo?). En Fin, de niños todos esperábamos ansiosos que acabara el mes de octubre, no solo por el término de las horas académicas (a partir de esa fecha se iba a "preparar" los exámenes fiales y a calentar el asiento gran parte del día) en el colegio, sino también por la gran celebración fantasmal en la que todo bandalismo infantil estaba permitido: comer dulces hasta que los dientes se deshicieran, asustar a los más chiquitos, tirar huevos podridos contra los vecinos pesados, mucho papel higiénico por todas partes, pasta de dientes en las puertas de los que nos caían mal, disfraces retorcidos (siempre quise darle una paada a la pendejita linda que salía disfrazada de princesa..uu qué miedo!) y más adelante cosas cada vez menos inocentes (...). Una fiesta para dar rienda suelta a la locura y anarquía reprimida en un ambiente regido por adultos estrictos (qué suerte que ya no nos pegaran con reglas en las manos por contestar mal una pregunta). Curiosamente, esta fiesta resulta de la deformación que le dieron los primero cristianos a una de las fiestas más importantes y mágicas del mundo pagano europeo. Quisieron convertirla en una noche de horror para incentivar el miedo y que n se celebrara más, pero como el ser humano es tan metiche, una vez convertida en infierno, esta noche pasó a ser llamativa y cada vez más atractiva por lo mismo.
Ahora bien, de qué se trata verdaderamente esta fiesta? Halloween es una distorción del nombre All Hallows' Day que quiere decir Día de todos los Santos, celebrada el 1° de noviembre y por lo tanto, es la celebración en la víspera. Pero esta es la variación de la fiesta de Samhain, fiesta celta en la que solía saludarse a los seres queridos difuntos. Me explico: la noche del 31 de octubre, según el calendario solar, para los celtas era la noche más propicia para la magia, ya que el velo que separaba este mundo del otro resultaba ser particularmente delgado en esta época. Era por esa misma razón que, según sus creencias, los muertos escogían esta noche para pasar a la otra vida, pero este camino era muy largo y agotador, por lo que los vivos dejaban frutos de la estación en los alféisares de puertas y ventanas para que los espíritus pudieran alimentarse en el trayecto (frutos de la estación: calabazas, manzanas... les suena?), también era costumbre prender velas para iluminarles la senda (¿calabazas y velas?). Los vivos aprovechaban estas andanzas de los muertos para despedirse de sus seres queridos y comunicarse con ellos, y sabiendo que el umbral de la magia estaba mucho más al alcance que ontras veces, usaban estas conexiones para hacer hechizos y augurios. Suena algo diabólico todo esto? a mí no me lo parece. Pero como es sabido, los primeros cristianos debían evangelizar a los gentiles, por lo que, además de tomar ciertas celebraciones y adaptarlas a las nuevas creencias para que los paganos pudieran aceptarlas bien sin tener que cambiar demaciado sus costumbres, también tomaron otras que iban en contra del Credo y les dieron este significado maligno para alejarlos de aquellos hábitos.
Pero estamos hablando de una celebración que se basa en el calendario solar y como es lógico, el calendario solar rige de manera inversa en el hemisferio sur del planeta. Para demostrar lo vendidos que somos en latinoamércia con respecto a las costumbres gringas, Halloween debería celebrarse la noche del 30 de abril, ya que para nosotros, Samhain cae en esa fecha. Lo que se debiera celebrar ahora es Beltane, la fiesta contraria, la fiesta de la vida y la fertilidad. Fiesta en que los celtas creían que las mujeres estaban más fértiles, y por supuesto se imaginarán cómo se celebraba. Así es, con canticos y bailes alrededor de un gran fogón, con muchas flores, mucha comida y mucho amor (solo hacían falta los psicoactivos para ser la fiesta perfecta). Pero obviamente esta fue la celebración más censurada por los cristianos en su momento, por difundir disvalores e incentivar el libertinaje.
Lamentablemente, estas costumbres están tan arraigadas a la memoria polpular que intentar cambiarlas es una utopía. Mejor seguir con los disfraces y las maldades, que se ven cada vez más alimentadas por la globalización. Tal vez algún día la gente se aburra de esto y descubra otras fiestas paganas que deformar.
Espero que disfruten estas celebraciones, aunque ya pasaron, todavía queda el fin de semana para repuntar. Ya sea celebrando Samhain haciend conjuros, Halloween emborrachándose en fiestas ralladas y con disfraces locos, o Beltane yéndose a acostar tempranito o simplemente no bajándose de la cama en todo el día, sepan que a todo esto le podemos dar un sentido místico y créanme que de ese modo todo se torna más divertido y significativo, más allá de la vanalidad que se le atribuye en la cultura popular.
Paz!

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